jueves, 3 de diciembre de 2009

ECONOMIA

Los modelos de desarrollo que hoy nos ofrecen el Oeste y el Este son comprendidos de horrores ¿podremos nosotros inventar modelos más humanos y que correspondan a lo que somos?.. ¿Podremos concebir un modelo de desarrollo que sea nuestra versión de la modernidad? Proyectar una sociedad que no esté fundada en la dominación de los otros y que no termine ni en los helados paraísos policiacos del Este ni en las explosiones de nauseas y odio que interrumpen el festín del Oeste.A pesar de haberlo escrito hace más de dos décadas creemos que Octavio Paz, uno de los más prestigiados escritores mexicanos modernos, ha identificado un problema clave de la sociedad contemporánea: la falta de un desarrollo “con cara humana.”En este contexto, quizá la pregunta más importante es: ¿Cuál será la naturaleza del desarrollo?¿Significa el “desarrollo” simplemente que habrá más artículos (o sea bienes y servicios) a disposición del pueblo? De ser así ¿Cómo se producirán esos artículos y de acuerdo a que bases se distribuirán?De hecho ¿Qué significa verdaderamente el “desarrollo”? ¿Quiere decir simplemente “mas” o tiene algún otro significado más importante? Evidentemente, Paz piensa en otra cosa que no tiene relación con los bienes ni con los bienes ni con los servicios. En sus escritos pueden advertirse con facilidad que tanto él como otros “humanistas” de todo el mundo están interesados en mejorar la “calidad de la vida”, al mismo tiempo que se preocupen por la cantidad de “cosas” disponibles para el consumo.Sin embargo, ¿Cuáles son los factores que conducen al mejoramiento de la calidad de la vida? Es fácil que la gente se ponga de acuerdo en que, ceteris paribus (cuando todas las demás cosas se mantienen constantes), “mas siempre mejor que menos”, pero es muy difícil llegar a un acuerdo respecto a cuales son con exactitud las mejores reales de la calidad de la vida. Por ejemplo, ¿es “mejor” la vida de los trabajadores febriles, relativamente bien pagados, que viven en las barriadas de Lima. O es “mejor” la de los campesinos del Altiplano? Por otra parte, ¿es “mejor” tener un gobierno militar orientado hacia el desarrollo, aunque suspenda los derechos constitucionales, o un gobierno de políticos civiles que salen del paso a duras penas, con una democracia nominal, mientras se estanca la economía del país? Es difícil responder a estas preguntas y, en realidad, es posible que no existan respuestas correctas, adecuadas a la complejidad de las preguntas.No obstante, hay ciertos principios generales con los que estarán de acuerdo la mayoría de los estadistas y los intelectuales orientados hacia el estudio del desarrollo, respecto al significado fundamental de dicho fenómeno. Por ejemplo, casi todos estarán de acuerdo en que el desarrollo debe incluir unas mayores participaciones de las instituciones en la vida política y económica y que el sistema político mismo debe hacerse más democrático y responder cada vez más a las necesidades de todo el pueblo. Sin embargo, para asegurarse de que se produzca ese desarrollo político, es necesario educar a todo el pueblo, proporcionar servicios de salud pública, un nivel mínimo de vida y mantener un sistema legal que proporcione los elementos para la resolución pacífica de los conflictos.Asimismo, la mayoría de los intelectuales y algunos líderes estatales aceptarían la idea de que el desarrollo debe llevar aparejada una mayor libertad para los individuos se desenvuelvan de acuerdo con su propia visión de la vida, finalmente, todos estamos de acuerdo en que sería conveniente que todos los aspectos de ese desarrollo pudieran llevarse a cabo con suavidad, en una atmosfera de paz y estabilidad entre los hombres y las naciones.Recientemente se ha reconocido también la importancia de mantener un balance ecológico, que los recursos son limitados y que los recursos limitados y que la Tierra no puede aguantar todos los abusos que ha sufrido durante la época de las revoluciones industriales y cambios tecnológicos.Desgraciadamente, en la vida política real de todos los países hay muchos desacuerdos hay muchos desacuerdos respectos a la posibilidades de aceptación de esos principios generados y de los medios específicos para aplicarlos. Esto se pone de manifiesto por el gran número de partidos políticos en la mayor parte de los países del mundo sobre todo en las naciones menos desarrolladas del “tercer mundo” (o sea los países de América Latina, África y Asia). Puede apreciarse también el desarrollo existen en los cambios frecuentes de gobierno, violentos y no violentos que han caracterizado históricamente a la región latinoamericana.Así pues, cuando tratamos de responder a las preguntas hechas por Octavio Paz y que citamos antes, sabemos de antemano que esa tarea es muy difícil, si no imposible. Los especialistas en ciencias sociales se han ocupado de esos problemas durante mucho tiempo y creemos que algunos de ellos tienen cosas importantes que decir a ese respecto. Los economistas que han escrito sobre las teorías capitalistas del crecimiento y el desarrollo de los hombres como Adam Smith, Thomas Malthus, David Ricardo, Alfred Marshall y John Maynard Keynes, han equipado al “desarrollo”, en mayor o menor grado, con niveles más altos de producción de bienes y servicios, sin tomar en consideración su distribución y sus usos. Son pocos los que han reconocido el hecho de que crecimiento económico y desarrollo económico no son necesariamente lo mismo. Quizá pueda explicarse esa omisión al tomar en consideración las circunstancias existentes durante los periodos de tiempo en que escribieron; sin embargo, en este libro utilizaremos el termino crecimiento económico con el significado simple de mas bienes y servicios (un incremento en la producción de un país o nación), mientras que aceptemos para desarrollo económico el significado de crecimiento económico más cambios significativos en el sistema económico, el político y el social. Aun cuando esto no está completamente de acuerdo con las definiciones más técnicas que pueden encontrarse en tratados avanzados, nos proporciona una terminología común que será útil para comprender los problemas tanto del crecimiento como del desarrollo.Cuando pide modelos de desarrollo “que corresponden a lo que somos”, Paz expresa la preocupación de muchos humanistas del mundo occidental por el hecho de que virtualmente todos los países que se han tenido la tendencia a dar un mayor prioridad al crecimiento económico que otras necesidades humanas. En consecuencia, el hombre occidental se ha hecho siervo de la tecnología y el progreso material y se ha transformado en un “insumo” despersonalizado del proceso productivo, enajenándose cada vez más de su mismo y de sus necesidades.Por supuesto, lo que se necesita es un modelo una estrategia de desarrollo que situé al hombre con todas sus necesidades, en el punto central del análisis, en lugar de un análisis mecánico que de por sentado que las adiciones simples a la producción material harán mejorar las condiciones de existencia de los seres humanos. El hombre no es un organismo simple y, por ende, cualquier análisis que trate de situarlo en el centro, junto con sus necesidades, tendrá que ser complejo. Deseamos advertir nuevamente que la creación de modelos. Teorías y análisis no es tarea fácil que pueda hacerse de la noche a la mañana y, desde luego, no en este libro. Lo único que podemos hacer aquí es proporcionar a los lectores los instrumentos básicos de la disciplina y e invitarlos a que participen en la tarea que tenemos por delante.METAS Y CONTENIDO DE ESTE LIBRO:Con base en nuestra creencia de que una “buena teoría económica” debe ser humanista, además de eficiente, al preparar este volumen tratamos de alcanzar las metas siguientes:1.- Presentar en la forma más legible y comprensible posible, las teorías económicas más “importantes”, los modelos y los conceptos, además de sus aplicaciones y limitaciones. En término “importantes” se emplea con prudencia, ya que el conjunto del material presentado en los capítulos siguientes se refiere principalmente a la economía de las sociedades capitalistas, dentro del contexto de la situación latinoamericana contemporánea. Es muy evidente que la mayoría de los países de América Latina dependiente considerable del mecanismo (de mercado) capitalista para resolver los tres problemas económicos básicos a los que se enfrenta a todas las sociedades: ¿Qué producir? ¿Cómo hacerlo? ¿Y para quién? En estas condiciones, intentamos explicar en nuestro análisis las realidades económicas a partir de ese punto de vista y, en seguida, pasamos a otros conceptos opcionales al sistema de mercado. Esto no implica sin embargo que los autores de este libro respalden o deseen brindar apoyo a la existencia de cualquier sistema económico en particular para los países de América Latina.2.- Presentar esas teorías de tal modo que el lector tenga a su disposición los instrumentos intelectuales para empezar a comprender como funciona la realidad económica de hoy. Aunque es muy simplista hablar de la “realidad económica” de una región tan variada como América Latina. A cierto nivel de abstracción es posible hablar de “la economía latinoamericana”, si tomamos en cuenta que hay muchas diferentes entre los distintos países y entre las distintas regiones y localidades de un mismo país.Es natural que, el curso introductorio de cualquier disciplina no pueda lograr este objetivo completamente. Pero, para la mayoría de los estudiantes en un curso básico de economía, una de las metas principales es entender mejor el medio económico en que viven. Esto sería necesario si uno quisiera mantener la sociedad como ahora o incluso si uno quisiera cambiarla.Con el enfoque utilizando en este libro hemos tratado de presentar diferentes teorías, las cuales pueden ser muy útiles para identificar y analizar la realidad de hoy. Pero en nuestra opinión, no es posible entender la realidad actual si no se comprende la pasada también. Tampoco es posible conocer la realidad si no se entiende la naturaleza de nuestros “conocimientos”; es decir, la naturaleza de las ciencias y, en especial las ciencias sociales. El contenido y la organización de este libro reflejan esta posición respecto al estudio de la economía.En la primera parte examinamos la naturaleza de la economía como ciencia social. En segunda parte analizamos el desarrollo tanto del concepto económico como del socialista, desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad. En la tercera y cuarta parte nos ocupamos de los “micro aspectos” (o sea los aspectos pequeños) de la economía. Esto requiere decir que analizamos los diversos componentes de la economía 8prodcutores y consumidores) para determinar cómo toman decisiones bajo ciertas condiciones especificas y como afectan esas decisiones al resto de la economía.En la quinta y sexta parte pasamos a los “macro aspectos” de la economía (o sea a los aspectos grandes). En este punto veremos qué es lo que determinamos el nivel del ingreso nacional y porque y como fluctúa. En esta sección examinaremos también las implicaciones de la teoría para el establecimiento de normas económicas, o sea las decisiones consientes tomadas por los hombres respecto a cómo ocuparse de sus asuntos económicos.En la séptima parte se estudian las complejidades de la “economía internacional”. Antes se había examinado la economía dentro del contexto de un sistema nacional esencialmente “cerrado” a las transacciones con el resto del mundo. En esta sección “abrimos” la economía a todo tipo de operaciones internacionales: movimiento de bienes. Servicios y capital financiero. Al hacerlo habrá que tener en cuenta la existencia de otras monedas nacionales (e internacionales) así como la existencia de un sistema de comercio internacional y financiero en cambio constante, el cual se rige por ciertas “reglas del juego”. Estas interactúan en las economías nacionales y, por lo mismo, deben entenderse para que un país logre un buen “desarrollo económico”.Además, en la séptima parte se procura integrar muchas de las ideas expuestas por separado en los capítulos precedentes y se analizan algunas de las recientes controversias en que participan los economistas de todo mundo. El libro se centra siempre en América Latina dentro del contexto de una economía global y dinámica que nunca ha de perderse de vista. El mensaje central que se da al lector en esta introducción a la economía es que ningún país, ninguna empresa económica (tanto pública como privada) y ningún individuo pueden vivir en el vacío: en la actualidad, la mayor parte de las economías del mundo están mucho más “abiertas” a las fuerzas competitivas de la economía internacional que hace algunos años. De ahí que sus efectos en las economías nacionales e internacionales deban tomarse más en consideración al analizar los fenómenos de la economía.

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